Cuando un padre o una madre
narra un cuento o le canta una canción a su hijo está realizando un acto de
amor. En esos momentos le está diciendo lo importante que es para él, ya que le
dedica un tiempo de calidad y, a la vez, le está regalando palabras con ritmo y
con corazón. (Las palabras de los cuentos sirven para alimentar el alma de los
niños y, cuando los escuchan, si les
gustan, se quedan con la boca abierta para que vayan entrando por ella palabras
llenas de magia, que nutren su espíritu).
Lo más gratificante para el
padre, la madre o para el maestro es que, una vez que haya terminado de contar
un cuento, el niño diga: “Otra vez”, “Otra vez…” Si un cuento no se merece el
“otra vez”, indica que algo ha fallado en dicho cuento.
Los cuentos abren las
puertas de la imaginación, de lo mágico, pues en ellos todo resulta posible: los
animales pueden hablar, aparecen palabras mágicas para abrir puertas, y los
niños descubren que existe besos para despertar a la vida. También les sirven
los cuentos a los niños para darse cuenta que en cada uno de nosotros “viven”
numerosos personajes. Por tanto, en la medida en que conozcan y se manejen con
más roles aumentará su capacidad para
desenvolverse mejor en el plano social.
Los cuentos presentan mucha
información, pues hablan de geografía (montes, ríos, valles…), de historia, de
matemáticas; también dicen lo que les ha ocurrido a otros para que los niños
estén atentos y sepan que eso puede pasarles a ellos; o muestran que en la vida
se van presentando problemas y que con habilidad, constancia y lucha se pueden
ir resolviendo.
Estará bien elegir las
lecturas buscando que orienten en la solución de problemas y conflictos internos
y, por consiguiente, que no creen nuevas dificultades a los niños. Por tanto,
los personajes que aparezcan en los cuentos necesitan tener unos valores y
mantener una coherencia, que les sirvan a los niños de referente y les ayude a
construir una personalidad equilibrada. Y los padres y el profesorado estaremos
atentos para canalizar las preguntas y emociones (miedo, tristeza,
incertidumbre…) que se despierten en los niños con la lectura.
Pepe López Sánchez, profesor
del Centro. E-mail: jlopezsanc@educa.aragon.es
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